La adicción a la cocaína se puede definir como el resultado de la interacción entre la propia sustancia, las variables individuales del paciente adicto como características genéticas, trastornos psicológicos o psiquiátricos y su entorno (valores, disponibilidad o accesibilidad).
En las investigaciones llevadas a cabo en nuestros centros y clínicas de desintoxicación de cocaína HPsis hemos observado que alrededor del 5% de los consumidores de cocaína desarrollan dependencia al cabo de 10 meses del inicio del consumo.
La cocaína incide en los puntos de recompensa produciendo una sensación de euforia y un deseo de consumir de forma repetitiva. Este consumo más frecuente produce neuroadaptación en los circuitos de recompensa que dan lugar al conocido craving o intenso deseo de consumir.
El craving actúa como refuerzo negativo y la euforia actúa como refuerzo positivo, ambos llevan al adicto a repetir indefinidamente el consumo.
El consumo de cocaína produce euforia porque aumenta la actividad dopaminérgica en el cerebro, particularmente en el área tegmental ventral o anterior ATV y en el núcleo acumbens, o sea, en las principales áreas del sistema dopaminérgico mesocorticolímbico que constituyen los centros de la recompensa del sistema nervioso central o SNC.
Los factores de riesgo que facilitan la adicción al consumo de cocaína, dependen de la vía de administración, de las características individuales de la persona adicta, del entorno y de la propia sustancia, en este caso la cocaína.
La característica del paciente adicto a la cocaína que más puede facilitar la adicción es el antecedente de trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad. La forma de consumo qué más favorece la aparición de adicción es por vía fumada.
La adicción al consumo de cocaína está probablemente ligada a variaciones en los genes relacionados con la dopamina o su metabolización. Como factores del entorno hemos observado la disponibilidad, la accesibilidad y la falta de percepción de riesgo.