Debemos dirigir la atención al “ahora”, no al ayer, al después ni al antes… sino al “ahora”, al instante, al momento, al presente constante; ya que al segundo, a la milésima de segundo, el presente se vuelve pasado.
El falso ego sólo considera importante el pasado y el futuro, para el ego el momento presente apenas existe. De ahí lo importante en enfatizar el “ahora”, pensar en el pasado o incluso en el futuro nos hace olvidar lo maravilloso del presente, del “ahora”, y no hay nada más importante que el “ahora”, el instante, el momento, este segundo. No deberíamos soñar tanto con el futuro y mucho menos lamentarnos del pasado, porque con ello perdemos el “ahora”, debemos vivir el “ahora” con los ojos del presente.
Entre el pensamiento y la emoción, el primero puede mentir, el segundo no, de ahí que mediante la terapia emocional no se suela mentir, a no ser que se fuerce al paciente adicto a la cocaína a decir algo y éste al no saber negarse pudiera fabular. Cuando un paciente adicto a las drogas sufre de ansiedad, normalmente es porque se preocupa de algo que le puede ocurrir en el futuro, o tal vez de algo que le ocurrió en el pasado.
Una emoción es la reacción del cuerpo debida a mensajes de la mente, si el mensaje es de peligro y amenaza, generará una emoción de miedo y consecuentemente la aparición de ansiedad. Cuanto más se valore el “ahora”, menos dolor se le añade al residuo del pasado y menos ansiedad genera la proyección del futuro.
El “ahora” es lo que cuenta, el momento presente es lo único que se tiene. Si nos preocupamos del pasado y del futuro, ello interferirá en disfrutar del presente, que es lo más precioso que tenemos. La vida es “ahora”.
Cuanto más se vive en el “ahora”, más se disfruta de la vida. Cuando un paciente adicto a la cocaína o a las drogas está estresado tratando de alcanzar el futuro, su presente se convierte en un medio para alcanzar ese futuro, lo que le causa estrés… estar en el presente queriendo estar en el futuro… se pierde el presente… se pierde el “ahora”.
De esa manera vive estresado, provocándose algún trastorno y acelerando su envejecimiento. Lo mismo ocurre cuando se aferra a su pasado, perdiendo con ello el presente. Sólo deberíamos referirnos al pasado cuando sea relevante para nuestro presente, no debemos vivir esperando un futuro mejor o recordando un pasado peor… debemos vivir y afrontar el presente… el “ahora”.
Darse cuenta del “aquí y ahora”, es incrementar el control consciente sobre nuestra vida. Vivir en el “aquí y el ahora” es estar en el presente, atento y capaz de reaccionar con presteza, es tomar conciencia de lo que somos, de nuestra capacidad de relación con nuestro medio ambiente, con nosotros mismos.
El dolor tiene dos niveles: el dolor del presente y el dolor del pasado que aún vive en el cuerpo y en la mente, no podemos permitir que el pasado tenga más fuerza que el presente. El dolor sólo puede alimentarse de dolor y nunca de alegría, por eso debemos olvidarnos del pasado, superándolo, vivir nuestro presente y como mucho visualizar un futuro esperanzador mientras vivimos nuestro presente sintiéndolo “ahora”. No podemos escapar del presente buscando la salvación en el futuro y mucho menos reviviendo el pasado, la clave está en el presente, en el “ahora”.
No hay instantes vacíos ni momentos iguales, ya que cada momento es único. Lo más importante es vivir el momento, el instante, el “ahora”.
Recuerde… usted es este momento.
Todo lo que busca está dentro de usted.
En nuestro equipo de desintoxicación realizamos varios ejercicios sencillos y prácticos junto con los pacientes adictos a la cocaína. Normalmente los pacientes con problemas de adicción han perdido el rumbo de la vida, y viven muy preocupados por los recuerdos de su pasado y asustados por la incertidumbre de su futuro. Son pacientes anclados en el mundo de los recuerdos y de los deseos… viviendo de esta manera, se pierden el presente, el aquí y el ahora.
Es realmente difícil aceptar que todo existe en el presente momentáneo. El pasado existe e importa tan solo como parte de la realidad presente, la idea del pasado es útil algunas veces, pero al mismo tiempo no debemos perder de vista que es una idea, una fantasía que tenemos ahora. Nuestra idea del futuro es también una ficción, aunque algunas veces de utilidad, cuando lo asumimos como un ensayo y sólo como eso.
El pasado y el futuro son nuestras concepciones acerca de lo que precedió al momento presente y lo que presagiamos que seguirá a lo actual. Y todo este adivinar ocurre ahora, el ahora es el presente, aquello de lo que nos damos cuenta… ya sea que estemos recordando o anticipando, lo estamos haciendo ahora. El pasado ya fue, el futuro aún no ha llegado.
El agua es el único líquido que al congelarse pierde peso. Si la dejamos fluir libremente en un plano inclinado, por liso que sea, seguirá un curso serpenteante, con un enigmático diseño en espiral. Algunos científicos han aventurado incluso la hipótesis de que acaso pueda registrar en su estructura toda la memoria de la vida sobre la Tierra.
Aproximadamente el 80% de nuestro cuerpo es agua. Podríamos decir pues que estudiar el agua es estudiarnos a nosotros mismos.
Recientemente en los círculos científicos se habla de la llamada “memoria del agua”. La idea subyacente es que el agua está influenciada por su entorno, por los materiales que tiene cerca y también por radiaciones y vibraciones capaces de cambiar ciertas características del agua.
En nuestras investigaciones en los centros y clínicas de desintoxicación de cocaína HPsis hemos encontrado pruebas para demostrar la memoria del agua, el agua es capaz de almacenar información y además puede hacerse visible con la ayuda de la fotografía.
La forma de los cristales de hielo cambia dependiendo la naturaleza de la información contenida en el agua. Partiendo de un agua pura y limpia, podemos coger dos muestras iguales y someterlas a una serie de pruebas. Por ejemplo, un recipiente lo someteremos a un tipo de música plácida y el otro a una música estridente, después podemos coger ambas muestras de agua destilada y las congelaremos a 10º bajo cero.
Ahora al observar como se ha cristalizado el agua, fotografiándola, vemos que en los casos que las muestras habían sido sometidas a una intención placentera, positiva, amorosa, etc., presentaban una cristalización perfecta, armoniosa y de gran belleza. Por el contrario, las muestras sometidas a intenciones negativas, odiosas, etc., presentaban una cristalización mínima y subjetivamente eran percibidas como desagradables.
Aparentemente hay alguna variable que se introduce y que escapa a nuestra tecnología. La música, la palabra… ¿la intención?... única variable diferencial en ambas muestras, es capaz de ser registrada por el agua y expresada en forma de distinta cristalización. Y la cristalización es algo tan evidente para cualquier persona que impacta mucho más que otras técnicas empleadas hasta el presente. El agua es el más receptivo de los cuatro elementos y según los estudios reacciona a sucesos no físicos, como por ejemplo, los pensamientos.
Esto que puede parecer una tontería, es bastante revelador ya que nos viene a decir que realmente según el sentimiento que tengamos, nuestros cuerpos adquieren una forma u otra, por la sencilla razón de que nuestro cerebro emite radiaciones o vibraciones que afectan a la estructura del 80% de nuestro organismo, y por supuesto también a la inversa; es decir, según la estructura que tenga el agua de nuestro organismo nos sentiremos de una forma u otra.
El cerebro no diferencia entre la realidad vista con los ojos físicos, de la “realidad” vista con los ojos de la mente; es decir, para la mente no existe diferencia entre lo que se ve y lo que se imagina. Por lo tanto, uno puede crear su propia realidad dependiendo de las creencias y pensamientos de cada uno, ya que somos el resultado de nuestros pensamientos. Y todo ello queda grabado en la memoria de nuestra agua.
Ejemplo: Un escritor que escribe un libro y conforme lo escribe se siente asombrado por la cantidad y calidad de información que brota con facilidad de su mente, hasta tal punto que se dice a sí mismo: “no me reconozco, este no soy yo”. En este punto rompe la realidad existente en ese momento y la cambia por otra realidad, otra realidad en la que se reconoce a sí mismo, otra realidad del pasado, donde se ve escribiendo pero no con tanta facilidad y creatividad. Está construyendo otra realidad, estaba en una realidad creativa y positiva, ahora la va a cambiar por otra más negativa.
De ahí lo importante de tener pensamientos positivos, ya que somos el resultado de lo que pensamos. Somos lo que pensamos, nunca mejor dicho, ya que los pensamientos que tenemos diariamente conforman nuestra realidad.
La terapia demuestra que las frases negativas dichas a un niño se graban profundamente en su mente. Aunque posteriormente se olviden, estos mensajes permanecen en su inconsciente y le limitarán mucho durante su vida... frases como: eres un flojo, no sirves para nada, no debiste haber nacido, eres una carga para mí, estúpido, nunca entiendes nada, no sirves para esto, etc.
¿Y quienes dicen frases de este tipo?... precisamente sus seres más allegados y más queridos; es decir, sus padres. Los seres a los cuales el niño admira y considera todopoderosos, lo que ellos dicen, así debe ser. Algunos mensajes son tan dolorosos que pasan al olvido consciente, pero permanecen en el inconsciente provocando inseguridad, timidez, falta de voluntad, depresión, ansiedad, etc.
Sin duda los padres quieren a sus hijos, pero en momentos de ofuscación pueden decir frases violentas sin darse cuenta.
Lo más grave es cuando estos mensajes se olvidan, porque al no ser conscientes de ellos, nada puede hacer la persona por reflexionar y superar sus inseguridades. Sin embargo aunque olvidados, sí permanecen en lo más profundo de la mente, sospechando de su existencia por la aparición de ciertos síntomas o trastornos de origen psicológico.
De todas maneras, la solución pasa por grabar nuevos mensajes positivos sobre los antiguos (reestructuración cognitiva). Frases como: soy capaz, tengo seguridad en mí, soy importante, yo puedo, etc.
Aunque sienta ahora que no son verdad, la mente inconsciente no distingue lo real de lo imaginario y terminará por aceptarlo. Si antes aceptó mensajes negativos (que eran falsos), también puede aceptar los positivos. De esta manera uno se crea una realidad mucho más positiva.
Estamos preparados para aprender a todas las edades, si abrimos nuestra mente a esta posibilidad, seremos mucho más felices, más inteligentes y gozaremos de mejor salud.
Una buena manera de empezar a reestructurar la mente con mensajes positivos sería colocando un letrero frente a su cama, de modo que sea lo primero que vea al despertarse y lo último al dormirse:
“Hoy vas a descubrir a la persona extraordinaria que hay dentro de ti”
La perspectiva es el conjunto de circunstancias que rodean al observador y que influyen en su percepción o en su juicio, de ahí que se diga "ver las cosas con determinada perspectiva". La percepción es el primer proceso cognoscitivo, a través del cual los consumidores de drogas captan información del entorno y les permite formar una representación de su propia realidad de ese entorno.
Para tener perspectiva y percepción de este mundo de fantasía, la adicción a las drogas, se debe haber vivido y sentido. Es importante conocer el problema, tener perspectiva y avanzar de forma sincronizada. Si lo desea le podemos informar detalladamente de cómo actuar ante esta problemática que es el consumo de cocaína.
La mayoría de los miembros de nuestro equipo de trabajo han vivido en el submundo de las drogas. Hoy en día nuestra única droga es el amor a los demás, nuestro único sentido de vivir la cocaína es, por suerte, desde la otra parte de la barrera: la desintoxicación.
Tenga esperanza, no dude en llamarnos si necesita ayuda, nosotros hemos salido
Si supiera que el mundo se acaba mañana, Yo, hoy todavía plantaría un árbol. Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, hoy no habré vivido en vano.
Martin Luther King
La esperanza es el sueño del hombre despierto.
Aristóteles
La desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo.
Maurice Maeterlinck