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Existe un conjunto de medidas encaminadas a evitar, reducir y/o retrasar el abuso de estas sustancias o en caso de haberse producido, reducir al mínimo las consecuencias negativas de tal abuso. Los programas de prevención de drogodependencias actuales, persiguen principalmente estos objetivos.
El consumo de drogas no sólo se produce porque exista oferta de sustancias, es más, ésta existe porque hay una demanda por parte de los individuos hacia determinadas sustancias y, a la vez, la demanda se satisface porque hay oferta. Ambos factores están muy relacionados por lo que la intervención preventiva debe actuar sobre la oferta y la demanda. Si sólo actuamos reduciendo la oferta continuaremos teniendo una población que desea satisfacer unas necesidades a través del consumo de drogas y, por lo tanto, demandantes de las mismas.
Educar a los individuos para que mantengan relaciones responsables con las drogas, para que aprendan a enfrentarse a la vida y sus diferentes situaciones sin necesidad de recurrir a ellas, es uno de los principales objetivos de la prevención. Para ello la formación en valores, hábitos, actitudes y habilidades personales y sociales es de vital importancia y la educación es el medio idóneo para ello. Estamos hablando, en definitiva, de la Educación para la Salud.
Las actuaciones preventivas se desarrollan principalmente en cuatro ámbitos: familiar, escolar, laboral y comunitario. En todos ellos se pueden transmitir valores y actitudes adecuados para fomentar la prevención de drogodependencias. Actualmente, existen programas específicos para cada uno de los ámbitos: cursos de formación para padres, mediadores sociales, programas de prevención en empresas, para escolares, etc.
Sí. La base primordial de la prevención del consumo de drogas es la educación, y esto es tarea de todos: padres, madres, profesores, educadores, medios de comunicación, etc. Todos los miembros de una sociedad participan en la formación de los individuos, por lo tanto, todos tienen responsabilidad en este campo. No obstante, desde cualquier lugar del que se intervenga será importante contar con el apoyo de profesionales y de conocimientos específicos sobre el tema.
Ante esta pregunta, debemos plantearnos otra ¿existe una única causa que lleve a una persona a consumir drogas? La respuesta sería NO. Diferentes variables interactúan dando como resultado un consumo. A estas variables se las denomina Factores de Riesgo. Los factores de riesgo son aquellas características de la sustancia, de la persona o del ambiente que incrementan la probabilidad de que una persona consuma drogas o que este consumo le cause problemas importantes.
Los factores de riesgo se clasifican en tres grandes grupos: factores de riesgo vinculados a la sustancia, al propio individuo o al ambiente/contexto social. Conviene señalar que no existe una causalidad directa entre los factores de riesgo y el consumo de drogas, se trata de una cuestión de probabilidad, resultante de la combinación y la interacción entre ellos. El conocimiento de estos factores nos ofrece la posibilidad de intervenir con más éxito en las áreas expuestas.
No podríamos decir que exista una personalidad drogodependiente, aunque sí es cierto que algunas características individuales pueden hacer más probable el inicio de un consumo cuando este interactúa con factores de tipo social y con los propios de las sustancias. La baja autoestima, la dificultad para tomar decisiones, la incapacidad para resolver problemas sin ayuda externa o la intolerancia a la frustración pueden ser algunos de los factores que inclinen al individuo hacia un consumo irresponsable.
Existen variables individuales, ambientales y sociales que pueden inhibir, reducir o atenuar la probabilidad de uso y/o abuso de drogas. Estas variables se llaman Factores de Protección. Desde diferentes ámbitos se puede potenciar el desarrollo de este tipo de factores: transmitir valores y actitudes positivas hacia la salud, fomentar la capacidad para tomar decisiones, la responsabilidad, crear un agradable clima familiar y laboral, transmitir un compromiso con la comunidad.
Algunos signos de cambio hacia hábitos de consumo pueden ser: empeoramiento del aspecto físico y falta de cuidado personal (higiene, ropa, cuidado de la salud…), cambios en el estilo de vida (pérdida de interés en actividades, tendencia al aislamiento…), cambios en el estado de ánimo y en los ritmos del sueño y vigilia, pasividad e indiferencia ante su entorno, aumento de las necesidades económicas, delegación de responsabilidades… Este tipo de signos hay que tomarlos con mucha cautela. Es solo la interacción entre ellos la que puede determinar mayores probabilidades de abuso. En caso de duda, lo más importante es hablar con la persona concreta, sabiendo que, si es necesario, se puede contar con asesoramiento profesional.
Las drogas existen en todas las sociedades por lo que es necesario que las personas conozcan sus riesgos de forma clara y objetiva. Esta acción informativa es necesaria, pero no suficiente. Si no damos información adecuada por miedo a despertar curiosidades, realmente estaremos fomentando esa curiosidad, y además nos arriesgaremos a que se busque esa información a través de otras fuentes, quizás no lo suficientemente preparadas e informadas (amigos, medios de comunicación…).
Los medios de comunicación y la publicidad ejercen una influencia indiscutible sobre las personas. Por una parte, contribuyen a crear corrientes de opinión y por otra se convierten en la fuente de información predominante en un amplio abanico de temas, incluyendo las drogas. Por este motivo, los medios pueden convertirse en una herramienta preventiva muy útil. Pero, para ello, es necesario que los contenidos relacionados con las drogas se traten siempre con responsabilidad, profesionalidad y una especial sensibilidad que prime la labor social al acaparamiento de audiencias.
El sistema de valores de una persona orienta su conducta por lo que, dependiendo de los valores interiorizados, cada individuo se verá más o menos inclinado al consumo de drogas. De acuerdo con recientes investigaciones podemos citar algunos valores que son considerados, aunque sea de forma muy diversa, de riesgo: la competitividad, el afán de experimentación, el inmediatismo, la insolidaridad, la intensa necesidad de integración, la curiosidad por la aventura, etc.
Las drogas están presentes en nuestra sociedad, convivimos con ellas. Todos tenemos a nuestro alcance alguna sustancia, incluso dentro de nuestra casa (ej. alcohol o tabaco). Por lo tanto, debemos aprender a convivir adecuadamente con ellas, a situarnos ante ellas y a defendernos de sus riesgos. Esta buena convivencia significa conocerlas, darles su lugar y comprender la importancia que tiene la prevención, tratando de actuar, en la medida de lo posible, como agentes preventivos.
Durante años, la intervención terapéutica ha sido el objetivo prioritario en la lucha contra las drogas. Sin embargo, en la última década se ha comprobado que es más eficaz, e incluso más rentable, prevenir para que el problema no se llegue a producir que intervenir una vez que el problema ya está presente. Por este motivo, tanto las administraciones públicas como entidades y asociaciones de carácter privado, están destinando esfuerzos y presupuestos al diseño y al desarrollo de programas de prevención.
En todas las comunidades autónomas y las ciudades autónomas a través de las Oficinas de Coordinación de Drogodependencias, puede informarse sobre los programas de prevención que se están desarrollando. Para más información, también puede llamar a nuestros teléfonos de 24 horas el teléfono 629 66 22 22
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